viernes, 2 de marzo de 2012

MEMORIAS DE ERASE UNA VEZ UNA ENFERMERA

y miro mis manos...


MARZO 15 DE 1982
Después de un trajinado turno de fin de semana, llega el lunes nos ha ingresado una paciente en estado lamentable.
Ella es una mujer de unos cincuenta y tantos años, indigente, hablamos de la anciana indigente, tiene la cabeza rapada, es pequeña, frágil, muy delgada, sus ojos son pequeños, saltones, como de pajarillo herido, dice en la historia clínica que tiene retraso  mental, social y no se que más, que hace varias semanas se quemo un brazo, nos imaginamos que por liquido caliente, agua de panela  a lo mejor, que de  pronto está embarazada, puesto que fue  violada por unos gamines, está muy sucia, huele mal, casi indiferente al medio, no controla esfínteres, pero conserva el buen apetito, devora con avidez los alimentos y fue  traída al servicio de quemados, nuestro estrecho e improvisado servicio, tuvo que ser instalada en el mismo servicio con los otros pacientes quemados que están en recuperación, y hoy al destapar el vendaje frente al médico, observo un brazo quemado con signos de superinfección, casi negro, con zonas de necrosis, se expande un olor fétido, se dan salidas, se hacen cambios y en fin queda  tan aislada que solo la separa una pared y escasos 2 metros de los cuartos de post-injertos, está aislada….
Pasan los días, exactamente 3, alguien dice “esto es podrirse vivo” se que ésta expresión es cruel pero se ajusta exactamente a la realidad, nuestra esquelética y delgada anciana, con sus supuestos 3 meses de embarazo, está ahora desesperada, ya no come, su conformidad y resignación se han ido, me dice “ siento que me mordieran el brazo” “no se acerque, de lejitos, la puedo infectar”, me conmueve, quiere protegerme, en la tarde cuando hicieron la curación las auxiliares dijeron que en su brazo se anidaban gusanos blancos, ante esa situación se intento remitir, pero ha sido inútil, en ningún sitio la han querido aceptar, yo me pregunto como un ser humano puede llegar a esas condiciones de miseria, física, mental y social, está hecha andrajos, pienso que es un reflejo de nuestra descomposición social, y que fácil resulta decirlo, que fácil….

MARZ16 DE 1982

Ella  esta  ahí, con su rostro pálido, sus grandes ojos azules, sus sesenta y pico de años, debió ser muy linda en su juventud, pues aún es bella en su vejez, tiene cáncer en el utero, no lo sabe, casi  a diario es llevada a una institución especializada, ya que nuestro hospital no maneja pacientes con cáncer, como ilógico el paseíto diario, pero así son las cosas;  sus hijos dan la impresión de querer deshacerse de ella, pues al mencionar la posibilidad de salida, pusieron muchos obstáculos diciendo que no había quien la cuidara, que ninguno podía hacerse cargo de ella, me temo que las visitas por parte de ellos se harán menos frecuentes, no siempre se llega al final de los días rodeado de aquellos que tanto quisimos.
A mi siempre me ha inquietado la connotación de la palabra cáncer, del miedo que genera, de la reacción que provoca en el entorno familiar, pero aún más me preocupa la preparación que tenemos el equipo de salud para abordar la enfermedad desde el punto de vista emocional, cómo el médico tratante da la noticia al paciente y a su familia, o cómo en éste caso el paciente ignora su diagnóstico, es lo correcto?, acaso no todos hemos tenido un familiar o amigo con cáncer? Acaso no todos hemos leído sobre factores de riesgo ya conocidos para cáncer y hemos  hecho asociaciones de algunos síntomas  con cáncer?, alguna vez leí  en un estudio español “ que los maridos promiscuos multiplican el riesgo de las mujeres de padecer cáncer de cuello uterino” o sea la infidelidad es más cruel con el sexo femenino, y tú  la señora de los ojos azules, que piensas, que presientes?
Hoy ha venido el cirujano plástico, esta tan confuso, tan perplejo, tan sorprendido, tan estupefacto,  tan  maniatado, como todos nosotros, sabemos que hay un riesgo inminente de contaminación para nuestros pacientes quemados, pero ninguna institución quiere recibir a nuestra frágil anciana, aunque dicen que sí hay camas en algunos sitios que cuentan con pabellón de infectados
Lo único que se me ocurre es que en días pasados quería hacerle un poema a las manos, a las manos que curan  como las nuestras, las de la gente de enfermería, que casi nadie toma en cuenta, cuando son las manos que so riesgo de contaminación son capaces de limpiar a alguien sucio, son capaces de curar, de inyectar, de cubrir, de dar de comer, son capaces de dar apoyo, de dar palmaditas en el hombro, de escribir , de tocar, de acariciar, de mimar, de hablar, de dar vida y de vivir, usualmente esas manos se envejecen prematuramente por el constante lavado, se llenan de arrugas, se llenan de manchas con el paso de los años, miro mis manos, están resecas, pero son una herramienta perfecta , se mueven, hablan, gesticulan, a veces sostienen, y entonces  recuerdo que cuando era estudiante no nos permitían usar esmalte en las uñas ni anillos, y protestábamos en silencio pero nos acostumbramos

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